viernes, 22 de marzo de 2013

En la plenitud de la vida




Ayer fue mi cumpleaños ¿qué cuantos años cumplí? 48, ni uno más ni uno menos. 48 años con todos sus meses, semanas, días, horas, minutos y segundos. ¿Qué cómo me siento? Feliz ¡que pregunta! ¡Estoy viva! ¿Pero la vida cuando estas rozando la cincuentena es muy distinta a cuando se es joven? Pues claro, gracias a dios. No me interpretéis mal, ser joven no tiene nada de malo, por supuesto que no, es más es algo maravilloso, pero yo ya lo he vivido. Ser una mujer madura también es maravilloso y es la etapa que me está tocando vivir desde hace ya algún tiempo. ¿Pero no se echa de menos la juventud? Sinceramente no. El mayor problema de la edad quizás pueda ser la salud ya que aquellos abusos y desmadres de los que no nos preocupábamos en los años mozos nos pasan factura ahora precisamente, pero yo he sabido cuidarme sin entrar en paranoillas obsesivas. Con dieta sana y ejercicio moderado una es capaz de llegar a los 48 años con la misma agilidad que tenía veinte años atrás. ¿Seguro que no te preocupan las arrugas y las canas? Jajaja pues no, no me preocupan, bueno digamos más bien que no me obsesionan. Por supuesto que me gusta cuidarme, pero los milagros no existen y aunque me guste tener la piel tersa suave e hidratada y para ello use algunas cremas naturales, sé que cuando me miré al espejo cada mañana para saludarme, mis arrugas van a seguir ahí, por que forman parte de mi vida, son los signos de cada sonrisa y carcajada que me han hecho feliz durante toda mi existencia.


Me siento una mujer plena, vital y segura de mi misma que he aprendido muchas cosas en todos estos años, he aprendido a disfrutar de cada momento sin obsesionarme, a querer lo que yo realmente quiero no lo que quieren y tienen los demás, he aprendido que aunque es importante que los demás te quieran lo más importante es quererme yo a mí misma, he aprendido a seducir con mi personalidad y mi mirada, sin minifaldas y sin escotes, aunque sigue gustándome usar ropa interior sexi, que el brillo de los ojos producto de tu felicidad interior es mucho más efectivo que el rímel y la sombra de ojos, he aprendido a decir “te quiero” sin palabras y a querer sin amarres ni ataduras, he aprendido a fluir con la vida y a no ir contracorriente, sin llegar a ser conformista y persiguiendo mis sueños, pero fijándome bien en los caminos que la vida me va señalando para llegar a ellos, porque todo llega en el momento que tiene que llegar, ni antes ni después.

En fin tengo 48 años se lo que he vivido y me gusta, lo que me deparará el futuro no lo sé ni falta que me hace, ahora me toca disfrutar de este momento y eso hago.

1 comentario:

  1. No sé que hago leyendo tu blog, ni siquiera que hago aquí,llegué. En cualquier caso me alegro de haber leído este fantástico artículo, el cual suscribo en su totalidad.Brillante. Kss from VLC.

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